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El niño TDAH necesita estar en continuo movimiento por lo que tiene especial interés en realizar actividades estimulantes, si no se aburre. Están en continua alerta por lo que tienen una necesidad constante de todo lo que sea novedoso; focalizando su atención en el ruido más alto y en lo más excitante. Su cerebro piensa:” Esto es interesante lo quiero ahora”, sin pensar en las consecuencias. No tienen un concepto de pasado ni futuro ya que su corteza prefrontal no actúa con normalidad por este motivo tiene una gran dificultad no solo en el área atencional si no en las funciones ejecutivas: planificación y organización, toma de decisiones, perseverancia, gestión del tiempo y gestión emocional. El niño TDAH tiene un desfase de madurez del 30 al 35% con respecto a un niño normal siendo el volumen del cerebro de un 3 a un 5% menor que un niño normal. Su bajo nivel de dopamina y noradrenalina hacen que el funcionamiento ejecutivo sea deficiente, por este motivo en la mayoría de los casos se necesita tratamiento farmacológico. ¿Podemos diferenciar cuando hay trastorno o no lo hay? Considero un trastorno cuando no estoy adaptado al medio. Si conseguimos darle al niño los recursos y muletas para adaptarse con normalidad ya no hay trastorno. Sabemos cuáles son sus limitaciones y por ese motivo el niño debe aprender actitudes y desarrollar aptitudes siendo nosotros su guía externa.
No hay que caer en los mitos de que son vagos, mal intencionados, simplemente no es que no quieran es que no pueden y estas situaciones pueden derivar en problemas de autoestima: por eso es muy importante el diagnostico precoz ya que según las estadísticas el 85% de los adolescentes TDAH que no han tenido una intervención temprana presentan comorbilidad como: Trastorno negativista-desafiante, dificultades en el aprendizaje , en la lectoescritura y en el área matemática ya que la memoria operativa que es una de las funciones de la corteza prefrontal está dañada. También pueden aparecer trastornos de ansiedad, depresiones y abusos de sustancias. Por este motivo es fundamental la implicación de los padres y un tratamiento multimodal donde se puedan coordinar todos los profesionales que atienden al niño.
En función de lo anteriormente mencionado se recomienda:
Para la realización de las tareas escolares: uso de la agenda, apoyo visual, fomentar la curiosidad, aumentar la motivación y la creatividad. Son muy importantes las adaptaciones metodológicas y curriculares en función de las necesidades del niño. En el ámbito familiar las expectativas deben ser reales: que se puede esperar y que no. Los padres deben de manejar sus propias emociones. Mantener el contacto ocular, mirándole a los ojos a su altura. Legitimar sus emociones (comprender sus emociones, saber identificarlas). Es importante criticar la conducta no a la persona.
En el área conductual el profesional elaborará un protocolo de trabajo adaptado al niño donde se trabajen fundamentalmente: Atención, concentración, memoria de trabajo, planificación y flexibilidad cognitiva así como entrenamiento en autoinstrucciones que favorecen el lenguaje interno y la planificación. Es recomendable aplicar economía de fichas para la modificación de conductas concretas.
Mª Jesús Munuera (Psicóloga especialista en TDAH y problemas de conducta)
© 28 JUNIO 2020
ORGANIZACIÓN:
Mª Jesús Munuera (Psicóloga especialista en TDAH y problemas de conducta)
© 26 JUNIO 2020
Los afectados tienen problemas para concentrarse, controlar sus impulsos motores o planificarse, entre otros aspectos. Dentro del tratamiento multidisciplinar, el deporte puede servir de ayuda. En general les ayudar a mejorar su postura y su coordinación motora. Desarrollarán habilidades y destrezas básicas en ellos mermadas (saltos, giros, velocidad de respuesta...). A través de él, pueden adquirir habilidades necesarias como el autocontrol, la canalización de la energía y el manejo de sus emociones. Así, aprenderán a combatir su estrés con deporte.
Dentro de los beneficios del ejercicio físico en los TDAH encontramos:
ARTES MARCIALES
Ayudan a mejorar el autocontrol y la disciplina. Los afectados por problemas de concentración mejoran al practicarlas su atención y su memoria. Diversos estudios reflejan que el deporte contribuye a canalizar su exceso de energía, mejorando la capacidad atencional y estimulando el autocontrol. Los beneficios de este deporte hacen aumentar la autoestima.
1. Taekwondo
Su práctica implica un entrenamiento muy completo, tanto físico como mental. No es solo un deporte de fuerza, sino que estimula a desarrollar una actitud mental positiva. Su práctica estimula la producción de dopamina, serotonina y norepinefrina a nivel cerebral, por lo que mejora la capacidad atencional. Al basarse en el autocontrol, les permite aprender a lidiar mejor con la impulsividad. Su práctica habitual estimula el pensamiento reflexivo, reduce la impulsividad y la agresividad.
2. Kárate
Igualmente que la anterior, es también una práctica deportiva muy completa al demandar una gran disciplina, un entrenamiento riguroso, coordinación y una gran habilidad mental. Potencia el autocontrol y el autoconocimiento. Esto ayuda a que regule mejor sus emociones y mantenga su impulsividad bajo control. Permite descargar el exceso de energía, acortando la velocidad de reacción y el tiempo de ejecución de tareas, física y mentalmente.
DEPORTES INDIVIDUALES vs EN EQUIPO
Según algunos estudios, más del 50% de los diagnosticados con TDAH pueden tener problemas motores, mostrando menos habilidades motoras que el resto de su edad. Muestran diferencias significativas en el equilibrio y la motricidad fina y global. No todos por supuesto están afectados en la misma manera. Los que presentan el subtipo combinado presentan el tipo inatento y el combinado poseen menor habilidad para la motricidad fina. Siendo esta mayor en los del subtipo hiperactivo-impulsivo. En los deportes colectivos, los TDAH afectados con dificultad en la coordinación motora suelen ocupar puestos de guardametas o defensas. En cambio, cuando pertenecen más al subtipo hiperactivo-impulsivo solemos encontrarlos como delanteros.
Los deportes de equipo suponen un gran desafío para los afectados por TDAH por su dificultad para aceptar órdenes y guardar turnos. Algo que va mejorando con la edad. Por ello, para los más pequeños se puede empezar por deportes individuales: natación, artes marciales… A través del deporte conseguiremos que aprendan a gestionar su exceso de energía poco a poco, a la vez que les introducimos en el conocimiento y respeto a las normas.
Los adolescentes y adultos jóvenes con TDAH también se verán beneficiados con la práctica de deporte, mejorar su capacidad de concentración, memorización de reglas y automatización de su comportamiento, adquiriendo rutinas.
Marta Arteaga (Graduada en Educación Primaria e Inglés y Diplomada en Educación Física)
© 27 JUNIO 2020